Hace unas
semanas, tras la denuncia recogida en el digital Cuarto Poder, diversos medios
de comunicación han informado sobre las prácticas plagiadoras del rector de la
Universidad Pública Rey Juan Carlos, Fernando Suárez. Según viene publicando
eldiario.es, el extenso historial de plagios de Suárez va desde copias a una
alumna de doctorado, plagios a catedráticos con errores tipográficos del
original incluidos, profesores, investigadores y todo tipo de académicos
sucedidos a lo largo de su carrera. Uno cabe suponer que Suárez no ha dado un
palo al agua nunca, y que ha engañado en sus publicaciones aparentando unos
conocimientos que no tiene. Nada se le pone delante para apropiarse del trabajo
de otros sin citar ni referenciar.
Esta lamentable
práctica está bastante extendida entre los académicos privilegiados y tiene un
durísimo coste en la calidad de nuestro sistema público. Si el rector plagia,
si la máxima autoridad de nuestras universidades y nuestros centros de
investigación plagia, todo el sistema se tambalea. La respuesta por parte de
Suárez ha resultado ser tan bochornosa como su ética académica, y en lugar de
presentar su dimisión ha decidido emitir una declaración en la que se sujeta a
tecnicismos jurídicos y a una ridícula concepción de los “usos y costumbres en
el modo de referenciar”.
El caso del
rector revela además la impunidad de las malas prácticas en las instituciones.
La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) ha optado por
el silencio, que sin tener capacidad sancionadora, podría haber denunciado las
malas prácticas. Cabe recordar que la CRUE está presidida por Segundo Píriz,
rector de la Universidad de Extremadura (UEx), actualmente denunciado ante la
Fiscalía de Cáceres como presunto “cooperador necesario” de una trama de
corrupción en nuestra universidad. En definitiva, para Suárez haber hecho
carrera en base al fraude ha resultado muy ventajoso. Con nuestros impuestos,
estamos pagándole el sueldo a un tramposo a quien admitir sus actos supone muy
poco.
Es inaceptable
tener a una jauría en puestos de responsabilidad de nuestro sistema público.
Mientras brillantes investigadores son forzados a marcharse del país debido a
la falta de oportunidades, gente como Píriz o Suarez ocupan altos puestos en la
administración. Desde la Asamblea de la UEx, exigimos la dimisión inmediata de
Fernando Suárez y la correspondiente sanción disciplinaria por parte de la
Universidad Rey Juan Carlos.
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